EL NIÑO MAESTRO

Encontrar los instintos-guía del hombre es una de las más importantes investigaciones a desarrollar en nuestros días. Hemos iniciado este estudio habiéndolo desarrollado de la nada hasta el principio; éste ha sido nuestro tributo. Esto abre una vía nueva de investigación porque los resultados hasta ahora obtenidos, son la prueba de la existencia de estos instintos y la primera indicación sobre la manera de estudiarlos.

Su estudio es posible únicamente en el niño normalizado, que vive libremente en un ambiente determinado por sus necesidades de desarrollo. Entonces aparece una nueva naturaleza del hombre, con tanta claridad, que sus características normales se imponen como una realidad indiscutible.

Numerosas experiencias han mostrado una verdad que invade por igual dos campos: el de la educación y el de la organización social del hombre. Es evidente que la organización social de hombres que tuvieran una naturaleza diferente a la conocida ordinariamente, debería ser distinta; y es la educación que puede indicarnos el modo de normalizar también la sociedad del adulto. Ésta sería una reforma social que no puede depender de una idea o de la energía de algunos individuos organizadores, pero de la cual surgiría lenta y constantemente un nuevo mundo en medio del viejo: el mundo del niño y del adolescente. De este mundo debieran desarrollarse lentamente las revelaciones, las guías naturales necesarias a la vida normal de la sociedad. Es verdaderamente absurdo suponer que reformas ideales o energías individuales puedan remediar un vacío tan enorme, como el que se hace en el mundo al niño reprimido y esclavizado.

Nadie podrá remediar los males siempre crecientes, que tienen sus primeras raíces en el hecho de que los hombres son todos “anormales” porque su infancia no ha podido desarrollarse siguiendo las directrices de la naturaleza y por ello ha sufrido desviaciones irremediables.

La energía desconocida que puede ayudar a la humanidad es la que se encuentra en el niño.

Ahora es tiempo de renovar aquella frase: “Nosce te ipsum” con que comenzaron todas las ciencias biológicas que han contribuido a mejorar la vida física del hombre, a través de la medicina moderna y de la higiene; señalando el nivel de una civilización más elevada; la civilización de la higiene física.

Pero en el campo síquico, el hombre todavía no se conoce a sí mismo. Las primeras investigaciones del “nosce te ipsum” físico se realizaron con la anatomía sobre cuerpos de hombres muertos: las primeras investigaciones sobre el “nosce te ipsum” síquico, sobre el hombre vivo recién nacido.

Sin estas consideraciones fundamentales, parece que no podrá existir ningún camino abierto al progreso, así como a la supervivencia de la humanidad en nuestra civilización. Todos los problemas permanecerán sin solucionar en las cuestiones sociales, como han quedado insolubles los problemas relativos a la pedagogía científica moderna. Porque el perfeccionamiento de la educación puede tener una sola base: la normalización del niño.

Después de esto, los problemas pedagógicos son solubles, pero no se presentan por completo. Más aún: los resultados son insospechados y sorprendentes como milagros. Pero el mismo procedimiento es necesario para la humanidad adulta y para ésta sólo existe un problema verdadero; es el nosce te ipsum, es el conocimiento de las leyes ocultas que guían el desarrollo síquico del hombre. Pero este problema ya ha sido resulto por el niño siguiendo un camino práctico. Fuera del mismo no se vislumbra salvación alguna prácticamente posible. Porque toda cosa buena cae sobre hombres desviados que buscan la posesión para sí y buscan las maneras de adquirir los medios para el poder; y entonces queda destruido aquel bien antes de poder ser aplicado, transformándose en un objeto peligroso para la vida humana. Por eso es que toda cosa buena, todo progreso, todo descubrimiento, puede aumentar el malestar que aflige al mundo, como lo demuestran las máquinas, que son el progreso social más tangible para todos nosotros. Cualquier invento que podría engendrar elevación y progreso, puede usarse para la destrucción, para la guerra, para la industria que enriquece. Los progresos de la física, de la química, de la biología; los perfeccionamientos de los medios de transporte, no hacen más que agigantar los peligros de la destrucción, de la miseria, de la aparición de una barbarie cruel. Por ello nada podemos esperar del mundo externo, hasta que la normalización del hombre no se reconozca como la conquista fundamental de la vida social. Y solamente después de esto, todo progreso externo podrá aportar bienestar y una civilización más perfecta.

Por eso debemos considerar al niño como el faro de nuestra vida futura. Todo el que quiera alcanzar el éxito en algo benéfico para la sociedad, debe apoyarse necesariamente en el niño, no solamente para salvarle de las desviaciones, sino también para conocer el secreto práctico de nuestra propia vida. Desde este punto de vista, la figura del niño se presenta potente y misteriosa, y hay que meditar sobre la misma, porque el niño, que contiene el secreto de nuestra naturaleza, se convierte en nuestro maestro.

Ultimi commenti

29.07 | 18:21

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